En febrero de 1939 con la caída de Cataluña y en abril con el final de la Guerra de España cientos de miles de republicanos españoles huyeron a Francia ya otros países muchos de ellos para no volver nunca más. Con el inicio de la segunda guerra mundial y la ocupación alemana de Francia en 1940 miles de ellos, hombres y mujeres, se unieron a la resistencia francesa para combatir al invasor. Sobre todo, en las zonas montañosas de los departamentos del midi francés engrosaron las fuerzas de los maquis que luchaban, tanto contra la Werhmacht alemana como contra los milicianos del gobierno reaccionario y colaboracionista de Vichy dirigido por el Mariscal Pétain.
Los republicanos españoles participaron en sabotajes y emboscadas contra el ocupante, abrieron rutas por los Pirineos para ayudar a huir a refugiados y perseguidos que se marchaban de la Europa ocupada por el nazismo, y también para regresar al Reino Unido aviadores británicos abatidos sobre Francia. En esa lucha clandestina y abnegada muchos hallaron la tortura, la deportación a campos de concentración y la muerte.
En 1942 se constituyó la Unión Nacional Española, plataforma política desde donde el PCE quería unir a toda la oposición al franquismo.
En agosto de 1944 las fuerzas de los que los franceses llamaban “Guerrilleros”, ya formalmente encuadradas en las Fuerzas Francesas del Interior (AGE-FFI) participaron en la liberación de gran parte de los departamentos del sur de Francia. Con los soviéticos avanzando hacia Berlín y las fuerzas angloamericanas llegando a la frontera alemana, después del desembarca miento de Normandía, los republicanos españoles encuadrados en el maquis (unos 15.000 guerrilleros) empezaron a concentrarse en la frontera de los Pirineos. La derrota de Hitler y Mussolini era por todos los exiliados el preludio de la caída del régimen franquista.
En octubre de 1944 la Unión Nacional Española, lanzó la Ofensiva de los Pirineos. La acción más atrevida fue la liberación de parte del Vall d’Aran en una acción que movilizó a 8.000 guerrilleros en la operación “Reconquista de España”. Al mismo tiempo cientos de combatientes en pequeños grupos se infiltraron por diferentes puntos de los Pirineos. Desgraciadamente el entusiasmo de los guerrilleros se topó con la falta de apoyo de los aliados y con la apatía de un pueblo agotado por el miedo, la represión y el hambre. No hubo la insurrección nacional que ellos esperaban y deseaban.
Al mismo tiempo el régimen franquista movilizó a 100.000 soldados para evitar que la operación tenga éxito. Los maquis llegaron a las puertas de Vielha pero ya no pudieron avanzar más y la llegada de las tropas del General Moscardó aconsejaba, una retirada que evitara quedar rodeados y una masacre casi segura. Fracasadas estas acciones el PCE-PSUC cambió la táctica para iniciar una estrategia de infiltración de pequeños grupos de guerrilleros. El objetivo era ir creando bases en el interior para conectar y reforzar a los grupos, muy aislados, que desde 1939 ya luchaban contra Franco en diferentes territorios de la península, y alimentar la lucha clandestina estableciendo una red de comunicaciones por donde debían circular armas, propaganda, militantes, correo, imprentas y todo lo necesario para sostener la lucha. Se hacían por tanto indispensables rutas seguras y guías experimentados para conectar el exilio de Francia con la resistencia al interior de España.
Muchas de estas rutas pasaban por Cataluña y concretamente comenzaban en las zonas de montaña de la demarcación de Girona. Una de las más emblemáticas era la que iba de Prats de Molló (Vallespir-Francia) y atravesando el Ripollès y la Garrotxa llegaba hasta la estación de tren de la ciudad de Manlleu, ya en la comarca de Osona. La ruta de Prats de Molló a Manlleu fue abierta en junio de 1945 por Josep Jové Blaví, (Montblanc, 1916) por encargo de Fernando Claudín, responsable de pasos del PCE, para sustituir una ruta que pasaba por Vidrà (Osona) que aparte de ser más larga estaba muy controlada por la Guardia Civil. La cabaña desde donde empezaban el viaje hacia el interior estaba ubicada cerca del Mas la Plana de Prats de Molló, según consta en los informes que los guías redactaban a la vuelta del viaje (Archivo Histórico del PCE, Universidad Complutense de Madrid).
Para evitar ser vistos, hacían la ruta siempre caminando de noche y descansaban de día en lugares seguros del camino: en cuevas, abrigos naturales o cerca de ermitas. Evitaban las casas, sino eran las de masoveros que simpatizaban con la causa republicana y por tanto se convertían en puntos de apoyo donde podían comprar comida, tener un techo para pasar una noche y recibir información. Buscaban la complicidad de la población local montañosa, sobre todo de pastores, carboneros y arrieros, siempre en busca de lo que llamaban “enlaces”, colaboradores que les permitieran tener un apoyo estable que era imprescindible para sostener una vida muy dura en las montañas. Mayoritariamente los “enlaces” eran mujeres humildes del mundo rural, que corrían graves peligros en esta labor heroica y clandestina.
El apoyo a la guerrilla era algo muy perseguido. La cárcel y la muerte eran un destino muy probable por el apoyo a los maquis. En muchos casos las ejecuciones irregulares o la aplicación de la llamada “ley de fugas”, fueron el destino de miles de estas valientes “enlaces”. Durante los años en que la presencia guerrillera fue mayor, entre 1944 y 1953, unas 70.000 personas fueron detenidas en toda España acusadas de apoyo al maquis. Varios miles fueron asesinadas, la mayoría extrajudicialmente. Los guías guerrilleros utilizaban generalmente mapas militares de la República y habían desarrollado un conocimiento esmerado del terreno que pisaban. A pesar de todas las precauciones que se tomaban, las rutas implicaban un riesgo permanente de caer en una emboscada de las fuerzas del orden franquistas, incluido el Somatent local, de estar expuesto en las delaciones de una población permanentemente amenazada por las autoridades franquistas, de sufrir accidentes, de pasar frío, de la falta de comida, del cansancio de jornadas de camino inacabables. Muchos no lo aguantaban. Esto da más mérito a los guías, que podían llegar a realizar un viaje al mes. Eran hombres comprometidos políticamente, abnegados, de gran valor y de unas condiciones físicas impresionantes.
Este camino y los lugares que proponemos son paisajes de gran belleza, llenos de grandes bosques, prados y arroyos, pero que estuvieron también llenos de riesgos, combates y sufrimientos. Pero hoy todavía resuenan las grandes esperanzas de la República, traicionada en 1936 por la codicia de minorías acomodadas, y derrotada en 1939 por una fuerza militar golpista sostenida por las potencias fascistas de Europa. Esta lucha noble y heroica en las montañas tenía sólo una finalidad: derribar una dictadura feroz y criminal y devolver las libertades populares y la democracia al pueblo. Recuperar aquella República de 1931 que había traído tantas ilusiones y anhelos de igualdad y fraternidad a las clases populares de toda España. La lucha de los maquis y sus senderos de resistencia y libertad merecen ser caminados y recordados, merecen estar en la memoria colectiva de una sociedad que quiera ser verdaderamente justa y democrática.
Esta guía le propone una nueva mirada sobre el territorio y el paisaje. Unas montañas, valles y llanuras de gran belleza natural pero llenos de historias de valor y compromiso político que nos permiten una mirada al paisaje más rica e implicada en nuestro pasado inmediato. No es una historia de grandes batallas ni de personajes célebres. Es una historia de gente corriente y anónima que, como nos recordaba en un poema Bertolt Brecht, a pesar de luchar por la amabilidad universal ni siquiera pudieron ser ellos mismos amables. Protagonizaron uno de los capítulos más nobles y valientes de una historia clandestina que desgraciadamente quedó abocada a la derrota y el olvido. Restauramos hoy su memoria caminando por los senderos que fueron testigos mudos de sus anhelos y esperanzas por hacer un mundo mejor.
Fuente: Amical Antics Guerrillers de Catalunya
Prats de Molló-Basses de Puigsec
1 hora y 50 minutos
Empezaremos la excursión cogiendo el camino GR151, con marcas blancas y rojas, a la entrada del pueblo de Prats de Molló viniendo de Coll d’Ares. Saliendo del pueblo, una vez pasado el puente y la rotonda de la carretera que desciende de Coll d’Ares, el camino comienza a nuestra derecha. En este sector junto al río existe un área de parking y picnic donde podemos dejar el coche. El camino asciende hasta alcanzar la cima en la Torre del Mir (1.536 m), bien visible durante la subida y que vale la pena visitar, ya que es un espléndido mirador sobre el pueblo de Prats de Molló, el macizo del Canigó y todo el Vallespir. Haremos unos 800 metros de desnivel
desde el pueblo a la Torre del Mir.
Seguidamente continuaremos por una pista que nos llevará hasta cruzar la frontera en las Basses de Puigsec (1.818 m).
Coll de les Basses de Puigsec-Coll Pregon i a Espinavell
1 hora y 20 minutos
Allí continuaremos por la cordillera de nuestra derecha dejando el GR 151 y yendo por una pista hacia el oeste hasta Coll Pregon, donde tomaremos el camino GR 11.6 de bajada hacia el pueblo de Espinavell. En el camino encontraremos paneles informativos colocados por el Memorial Democrático de la Generalidad de Cataluña que recuerdan la retirada republicana de febrero de 1939 y el inicio del largo exilio.
Espinavell-Molló
1 hora
Cruzaremos el pueblo de Espinavell hasta llegar a la carretera y seguiremos las marcas del GR 151. Pasado el puente, encontraremos un camino que continúa a nuestra derecha y que una vez superado un pequeño desnivel, sube sin dificultad en dirección a Molló.
Molló-coll de la Boixeda i a la collada de Font-rubí
1 hora y 5 minutos
Una vez en Molló, cruzaremos el pueblo por delante de la iglesia románica de Santa Cecília y seguiremos el camino marcado del GR11 que baja hasta cruzar la carretera. Continúa hacia el vecindario del Riberal y después sube por una pista hacia el collado de la Costa (1.176 m). Continúa llano por el Pla de la Creu y baja hasta el collado de la Boixeda (1.089 m) donde encontraremos la carretera que va a Rocabruna y Beget y un mirador sobre el valle.
Continuaremos durante 15 minutos por un tramo de la carretera en dirección a Camprodon hasta el cruce de la urbanización de Font-rubí, que atravesaremos por una calle hasta el collado del mismo nombre.

Collada de Font-rubí-l’ermita de Sant Antoni de Camprodon
45 minutos
Seguiremos la pista de nuestra izquierda que sube a la ermita pasando junto a la fuente del Boix por donde sube una subida. Continuaremos subiendo después de la fuente, que dejaremos a nuestra derecha, y pasaremos por el monumento a César August Torras. A la altura del Mas els Oms, la pista planea unos metros y se vuelve a subir con subida hasta llegar al Pla de Bonaire (1.282 m) donde finalizamos la etapa.
Podremos alcanzar la cima en la ermita de Sant Antoni y disfrutar del fabuloso mirador de 360 grados a una altitud de 1.361 metros. Entre otras vistas, podremos ver el camino que hemos realizado en esta primera etapa desde la frontera y las montañas por donde continuaremos la ruta durante la segunda etapa.
Pla de Bonaire-Collet d’en Sivilla-coll de l’Alec i a la collada del Sitjar
55 minutos
Empezaremos la caminata en el Pla de Bonaire (1.282 m), bajo la ermita de Sant Antoni donde hay un pequeño parking para dejar coche. El camino que tomaremos está en la parte más elevada del Pla de Bonaire y lo encontraremos a la izquierda subiendo por la pista. Es el camino que baja hacia el Collet d’en Sivilla (1.176 m), pasando por las ro-
de los Castellets.
Una vez llegamos al Collet d’en Sivilla, continuaremos por la pista de nuestra izquierda que discurre en medio de un hayedo en dirección hacia el collado del Remei. Desde allí seguiremos por otra pista hasta el collado de Alec, donde encontraremos una línea de muy alta tensión.
En el collado del Alec (1.134 m) hay un cruce de caminos y seguiremos la pista que tenemos a nuestra derecha, que baja hasta el collado del Sitjar (1.047 m).
Collada del Sitjar-Can Peric i Cal Mariner-Vall del Bac-Sant Feliu del Bac
1 hora y 40 minutos
Una vez en el collado tomamos la pista de bajada hacia el río Ter donde nos cruzaremos con un camino por donde pasa el GR 151 que viene de Camprodon y va a Sant Pau de Segúries. Giraremos a la izquierda dirección Sant Pau de Segúries bordeando el río Ter y encontraremos interesantes rótulos de señalización sobre la flora. Pasaremos por una casa, Can Peric.
Una vez llegamos a Sant Pau de Segúries, veremos que el GR 151 conecta con el GR1 que tomaremos y que nos lleva hacia la masía de Cal Mariner.
En el cruce de Cal Mariner debemos seguir la pista (GR1) del Valle del Bac pasando por el Mas de l’Om hasta llegar al punto entre el Mas la Badosa de Dalt y el mas la Badosa de Baix. El GR deja la pista a nuestra derecha y baja hacia una riera cruzándola y subiendo en dirección a la ermita de Sant Feliu del Bac.
Vall del Bac-l’ermita de Sant Feliu del Bac-Portella del Coll
1 hora y 30 minutos.
Seguiremos el camino del GR1 que desciende hacia la riera, lo cruzaremos y subiremos por una pista. Después la dejaremos e iremos a la izquierda para subir hasta un prado donde encontraremos el camino que lleva a la ermita de Sant Feliu del Bac, que podremos visitar o continuar por el GR 1 que se encuentra en su la derecha.
El camino GR1 llega a una pista que viene del sector de San Pablo de Segúries y continuaremos a nuestra izquierda por la pista hacia el este hasta llegar al Mas el Coll, donde encontraremos la ermita de Santa Magdalena del Coll. A nuestra derecha, a pocos metros del cruce del acceso a la masía, está el camino que debemos tomar para subir a la Portella del Coll (851 m) que nos lleva sobre la Sierra de Malforat. Actualmente en este camino se ha hecho una pista para desemboscar.

Portella del Coll-Cap de la Baga i el Coll de la Barcadura-l’ermita de Sant Martí del Clot-la Vall de Bianya
2 horas
Una vez arriba la Portella del Coll (841 m) continuaremos el camino a la izquierda por la cordillera con unas magníficas vistas del Valle de Bianya y del Valle del Bac. El camino nos llevará al Cabo de la Baga (921 m). Continuaremos por el camino careando en dirección este hasta llegar al Coll de la Barcadura (829 m).
En el Coll de la Barcadura (829 m) encontraremos un cruce de caminos y seguiremos el de nuestra derecha, señalizado con marcas amarillas de la Red de Caminos de Itineránea y que baja hacia el Valle de Bianya pasando por el Mas la Vilotja y la ermita de Sant Martí del Clot (476 m), donde daremos por terminada la etapa.

Sant Martí del Clot-L’Hostalnou de Bianya
1 hora y 15 minutos
Empezamos a caminar desde la ermita de Sant Martí del Clot en el Valle de Bianya, bajo la Sierra del Malforat, donde terminaba la segunda etapa. El camino está señalizado con marcas amarillas de la red de caminos Itinerànnia y nos debe llevar a L’Hostalnou de Bianya cruzando una parte del Valle de Bianya. Es un camino llano por pista o camino que en algún tramo bordea la riera de Bianya. Una vez llegamos a L’Hostalnou, atravesaremos la carretera y continuaremos por una pista en dirección al Pla de la Torre pasando por el Mas la Torre, para después subir el camino que pasa por la Font de la Torre.

L’Hostalnou de Bianya-Font de la Torre-Collada de Bastons-Olot-Riudaura
1 hora y 45 minutos
Continuaremos hacia el Mas Can Xec por la pista y antes de llegar tomaremos el camino a nuestra izquierda que sube hacia el Collado de Bastons en la Sierra de Sant Miquel del Mont.
En el collado tomaremos la pista a nuestra derecha que baja hacia la carretera N-260a. Una vez que lleguemos, continuaremos carretera abajo hasta encontrar a nuestra derecha una pista asfaltada que bajando nos llevará hasta la carretera de Olot a Riudaura.

Carretera d’Olot- Riudaura a Can Trona
1 hora y 45 minutos
Desde la carretera Olot-Ridaura continuaremos dirección a Olot hasta el Hostal de la Corda, donde se encuentra el cruce con la carretera GIV-5224, por donde entraremos en el municipio del Valle de Bas y donde una carretera nos llevará primero hacia el pueblo de la Pinya. Deberemos continuar por la carretera asfaltada cruzando el valle, por el Veïnat Cirera y por debajo del pueblo del Mallol hasta el vecindario Can Trona. El camino es llano y nos permitirá disfrutar del paisaje agrícola del valle, presidido por la imponente presencia de macizo del Puigsacalm.

Can Trona-Sant Miquel de Castelló
1 hora y 15 minutos
De Can Trona (500 m) seguiremos el GR2 por pista asfaltada hasta llegar a la casa La Vila, que dejaremos a nuestra derecha para subir por una pista hasta donde comienza el bosque. El camino que sube hacia la ermita de San Miguel de Castellón (955 m) donde daremos por terminada la etapa. Desde la ermita podremos disfrutar de un espléndido mirador sobre el Valle de Bas.

Sant Miquel de Castelló-Falgars d’en Bas
30 minutos
Empezaremos a caminar saliendo de la ermita de San Miguel de Castellón en el Valle de Bas y tomando el GR2 en dirección a Falgars. El camino es bastante llano y por pista, excepto el primer trozo, desde la ermita al Mas Pibernat. Podremos disfrutar de las impresionantes vistas sobre el Valle de Bas.

Falgars d’en Bas-Collet de Cabrera-Molí de la Faja
1 hora y 30 minutos
Cuando llegamos a Falgars debemos ir hacia la iglesia de Sant Pere y allí cruzar una valla y seguir por el prado entre el cementerio y el Mas la Coromina, y subir por el camino marcado hacia una colina siempre con la vista puesta en Cabrera . La ruta sube suavemente hacia el Puig de les Cabres (1.060 m) y la Creu Llobí (1.039 m). Pasaremos cerca de la masía Molí de la Faja y seguimos en dirección a Cabrera hasta llegar al Puerto de la Faja (1099 m) donde nos encontraremos con la pista que viene del Coll de Freixeneda. Seguiremos la pista a la izquierda e iremos subiendo hasta llegar al Collet de Cabrera (1.171 m). Desde allí es recomendable subir a realizar una visita al Santuario de Cabrera (1.299 m) desde donde disfrutaremos de unas impresionantes vistas de la comarca de Osona.

Collet de Cabrera-Sant Julià de Cabrera i al collet de Cal Vidrier
3 horas
En el Collet de Cal Vidrier seguiremos la pista de nuestra izquierda hasta llegar al Pla de la Parra y allí iremos por un camino a la izquierda que nos llevará por la Serra del Feu. El camino continúa todo el rato por una pista que va bajando y está bien señalizado con rótulos, y que nos lleva directamente hasta el Santuario de Puig-agut de Manlleu. Desde la altura de la Sierra del Feu podremos disfrutar de unas espléndidas vistas panorámicas de la Plana de Vic. La ruta llegará a cruzarse con la carretera de los túneles de Bracons y después de bordearla, continuaremos por una pista que va directamente al Santuario de Puig-agut de Manlleu, donde da-
remo por terminada la etapa y la ruta Jové-Gros.
